Asociación de jubilados y pensionistas la Garrofera
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Introducción

Benicàssim fue agreste y peligroso por la presencia de piratas, sin embargo fueron muchos los que se dejaron cautivar por su belleza y lograron hacer de este lugar su casa.

 

Antes de conocerse como el paraje de las villas hubo una pequeña población que extrajo lo suficiente para subsistir en unas tierras poco productivas para la agricultura.

 

De su origen árabe nos queda su nombre, del medievo tan sólo referencias documentales y escasos restos arqueológicos, el casco histórico dividido por la calle Santo Tomás, animado y bullicioso a veces, ofrece también una cara tranquila en el recogimiento de la iglesia Santo Tomás, en el museo Carmelitano donde envejecen los licores en toneles de roble y las estrechas calles donde pasear sin prisas.

 

Dos nombres propios suenan con fuerza en la historia de Benicàssim, el del canónico Francisco Pérez Bayer benefactor de la villa al levantar el templo parroquial y el del ingeniero Joaquín Coloma Grau que construyó una primera villa que trajo en los años posteriores a la burguesía castellonense hasta convertirse en uno de los más ominosos lugares de veraneo del mediterráneo.

 

El vecino desierto de Las Palmas encierra la riqueza del bosque mediterráneo, aromático y lleno de una vegetación que crece entre roquedales y con escasez de agua y que muestra sus flores como signo de victoria ante las dificultades del medio. La proximidad al mar convierte este paraje en un grandioso mirador de la plana castellonense. El castillo de Montornes, sobre un cerro inhóspito para sus propios pobladores que lo habitaron y defendieron más por honor que por interés económico. El asentamiento por parte de los frailes Carmelitas convirtió el desierto de Las Palmas en un espacio espiritual hoy lleno de vestigios culturales.

 

La cultura está presente en Benicàssim, en los recuerdos de una rica historia pasada y una potente oferta cultural en forma de festivales, certámenes, teatro y conciertos. Las playas son foco de atracción de miles de turistas llamados por su calidad, año tras año galardonadas con las distinciones europeas que avalan la calidad de sus aguas. La  del Voramar es la más señorial frente a las observantes Villas, lugar de deleite de los primeros bañistas, a continuación La Almadraba que recuerda en su nombre que allí llegaban los pescadores y despiazaban y vendían los grandes atunes. Además la playa de San Vicente vigilada por la torre medieval, la de Heliopolis o la de Els Terrers. La oferta turística se completa con el balneario de las termas marinas El Palasiet, el parque acuático Aquarama, el circuito de karts, las miniaturas de trenes del Parque del Trenet, el cicloturimo, la ecoruta familiar y la animación infantil ofertada en las mismas playas.

 

 

La ruta de Las Villas

La construcción de la línea de ferrocarril de Castellón y Tarragona en 1872 supuso un importante punto de inflexión en la vida y economía de Benicàssim convirtiéndola en luminoso destino turístico de la burguesía de la época.

 

Un ingeniero, Joaquín Coloma Grau, ocupando una caseta provisional durante las obras del ferrocarril, fue el primero en apreciar el magnífico clima y la belleza de sus playas resguardadas del viento. En 1879  edificó Villa Pilar, nombre de su mujer Pilar Fortes, natural de Castellón de quién partió la iniciativa de construir la residencia y cuya dote de 15.000 pesetas sufragó los gastos de la construcción de la misma. Esta primera villa de recreo no se conserva en la actualidad, más adelante el mismo Joaquín Coloma levantaría otras dos residencias para su familia; Villa Coloma y Villa Teresa y que compartían una capilla.

 

Rápidamente el ejemplo del influyente ingeniero sería seguido por otras importantes familias castellonenses y valencianas, este repentino interés urbanístico hizo que las farrugosas y devaluadas tierras de la llamada "Olla de Benicàssim" cuyos terrenos nunca fueron aptos para el cultivo, sufrieron una gran revalorización. Con los años Benicàssim se ganaría el apelativo de ser el "Biarritz de levante"...

 

Así la llegada del verano se convertía en un acontecimiento esperado con expectación por los benicenses de la época, quienes conformaban una población pequeña y poco habituada a la vida mundana y cosmopolita de la capital, el paseo se transformaba entonces en una gran pantalla de cine donde la gente sencilla se asomaba a la opulenta vida de elegantes señoras primorosamente vestidas y caballeros en automóviles de lujo. La intensa vida social en Las Villas tenia un claro exponente en las fiestas que allí se celebraban, cada villa organizaba una cena en la que se agasajaba a los invitados con pastas y licores, actuaciones musicales y baile, estas veladas se repetían durante el verano con cualquier excusa y acababan de noche con tracas y voladores, fuegos artificiales a los que eran muy aficionados.

 

Los invitados mostraban sus mejores galas vistiendo modelos a la ultima moda, los hombres vestían chaleco, pantalón y chaqueta, levita de cuatro botones y siempre con sombrero, las mujeres ligeros vestidos de seda o gasa de colores blanco o tonos pastel. La organización de cada fiesta era responsabilidad de las dueñas de la casa ayudadas por el personal de servicio, decoraban salones y jardines con flores, farolilllos. El resultado de tal esfuerzo era comentado en la prensa del día siguiente.

 

Otra parte de la vida social en Benicàssim transcurria en las terrazas de las villas, de nuevo escaparates o pantallas de cine para la población local, en las terrazas se mantenían tertulias en las que se trataban temas sociales, políticos y de actualidad, no en vano coincidian en las villas lo más influyente y selecto de la sociedad castellonense y valenciana de la época. En los soberbios jardines que solían instalar puestos de buñuelos y  de horchata, el personal perfectamente uniformado ofrecia frutos secos, dulces, licores o cigarros según procediera antes de la velada o la cena. Hemos de comprender que el jardín de la villa cumplia la función de escenario, un majestuoso decorado vegetal que  hablaba por sí solo del poder, la cultura y el estatus social de sus propietarios.

 

La nueva estética modernista traída a Benicàssim en los primeros años de las villas tenía su inspiración en la naturaleza a la vez que incorporaba novedades derivadas de la revolución industrial como el empleo de rejas de hierro forjado y la profusión de cristal, era muy del gusto de la época las balaustradas en las terrazas, los porches que miran al mar y las cubiertas de teja árabe. El edificio se situaba en el centro de un gran jardín en el que se plantaban árboles de gran crecimiento, su función era portar sombra a unas casas de recreo cuyo uso era principalmente veraniego. Música, arte y costumbres responden fielmente al final de un siglo, el XIX lleno de cambios sociales, económicos, culturales y tecnológicos. 

 

Esta vida disipada y ociosa desapareció con el comienzo de la guerra civil española, gran parte de los propietarios de las villas abandonaron Benicàssim quedando estas vacías.

La trece brigada internacional que combatía en Teruel decidió crear una institución hospitalaria que atendiera a sus heridos en Benicàssim. Al comienzo de la guerra el complejo hospitalario de las villas tuvo tres mil camas y en un año atendió a más de siete mil quinientos heridos, muchas de las villas cambiaron sus nombres originales por otros relacionados con personajes o hechos de la república  o relacionados con los países de origen de los brigadistas que mayoritariamente procedían de Francia, Estados unidos y otros países de Europa.

 

El visitante que se decida realizar esta ruta disfrutará de un delicioso y sugerente paseo que le transportará en el tiempo, primero al infierno de los ataques piratas en la torre de San Vicent, después a la placidez y el descanso de las villas de la corte celestial, para finalizar de nuevo en el infierno esta vez lleno de glamour, lujo y la frivolidad de las primeras villas y el hotel Voramar, acompañando nuestro paseo este mar mediterráneo que ha sido y será testigo mudo del paso del tiempo y el devenir de las generaciones.

 

fuente:

audioguia ayuntamiento Benicàssim 

http://www.audioguiasonline.com/audioguia_benicassim-es_38.html

Els convidem a fer un viatge a partir d'imatges antigues.

Un retrocés en el temps per a conèixer racons ara inexistents.

Ciutats Desaparegudes solca els carrers, places i indrets que han forjat i forgen la nostra
identitat.

Una necessària reflexió sobre qui vam ser, com vam ser, qui som i qui volem arribar a ser en un futur.

 
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